Espacio público, medio
físico y percepción de inseguridad en
el barrio Solanda
Public
space, physical environment, and perception of insecurity
in
Solanda neighborhood
Recepción / Received:
dd, mm, año
Aceptación / Accepted: dd, mm, año
Publicado / Published: dd, mm, año
Resumen
El objetivo de este estudio es el identificar
las variables del medio físico que influyen en la percepción de inseguridad y
que tienen mayor presencia en el espacio público dentro de un caso de estudio en
el Distrito Metropolitano de Quito, barrio Solanda. Con este fin la
investigación adopta una medología estructurada en varias fases. La primera fase
se centró en una revisión literaria para construir un instrumento de
observación del medio físico, con todos los factores que desde la literatura se
han identificado y relacionado con la percepción de inseguridad; la segunda
fase de grupos focales con los habitantes de Solanda permitió contrastar los
hallazgos literarios y recolectar las percepciones de los vecinos en relación con
el medio físico; la tercera fase en la que, a través del instrumento de
observación, se realizaron auditorías espaciales en parques, plazas, parqueaderos,
calles y callejones, a fin de identificar aquellos espacios y factores de
inseguridad con mayor presencia en el barrio. Los resultados indicaron que
aquellas variables del medio físico con mayor presencia e influencia sobre la
percepción de inseguridad entre los pobladores se derivan de las
privatizaciones e invasiones del espacio público realizadas para la ampliación
de viviendas, para impedir la libre circulación o ingreso a callejones o
espacios públicos, o por la ocupación del comercio informal; además, gran parte
de la problemática se deriva de la gran densificación del barrio, los cambios
en su composición demográfica y la movilidad basada en el vehículo privado, lo
que genera barreras visuales en el paisaje.
Palabras
clave: privatización;
invasiones; espacio público; inseguridad; Solanda
Abstract: The objective of this
academic exercise is to identify the variables of the physical environment with
greater presence, and which influence the perception of insecurity within a
case study in the Metropolitan District of Quito, Solanda neighborhood. To this
end, the research adopts several methodological phases. The first phase focused
on a literary review to build an instrument for observing the physical
environment, which included all factors that have been related to the
perception of insecurity; the second phase of focus groups with the inhabitants
of Solanda made it possible to contrast the literary findings and collect the
perceptions of the neighbors in relation to the physical environment; during the
third phase, spatial audits were carried out in parks, squares, parking lots,
streets and alleys. The results indicate that those variables of the physical
environment with the greatest presence and influence on the perception of
insecurity among the inhabitants are derived from the privatizations and invasions
of public space because of the expansion of housing, to prevent free movement
or entry to alleys, or by the occupation of informal commerce. In addition, a
large part of the problem stems from the great densification of the
neighborhood, the changes in its demographic composition and mobility based on
private vehicles, which generates visual barriers on the landscape.
Keywords:
privatization;
invasions; public space; insecurity; Solanda
1. INTRODUCCIÓN
El plan de
vivienda social Solanda inició en 1971 con unidades habitacionales destinadas
para personas de bajos ingresos (Kueva, 2017). El proyecto abarcaba “cuatro
barrios que alojarían a 5407 familias, 4275 viviendas unifamiliares y 1152
multifamiliares, con una población total de 32 652 habitantes y una
densidad urbana promedio de 58.10 viviendas/ha” (Junta Nacional de la Vivienda,
1981). Entre las problemáticas del plan que vivenciaron sus primeros pobladores
se tenía la carencia de servicios básicos, vías de acceso y conectividad con la
ciudad, lo que motivó a sus habitantes a conformar grupos con la finalidad de
promover y dotar de equipamientos, vías y servicios básicos al barrio. Muchos
de estos grupos fueron liderados, en especial, por mujeres (Acosta, 2009), y en
la actualidad mantienen una presencia y gestión activa en el barrio.
La
urbanización del plan se configuró en un área de 150 hectáreas con uso mixto y
varias unidades de vivienda con la planta baja destinada para el comercio. Las
dotaciones iniciales incluyeron 67 espacios públicos y un mercado (Bucheli y
Realpe, 2018). Las bases del diseño adoptaron patrones de vivienda progresiva
la cual permite incrementar el área útil según las necesidades de sus
residentes (Juárez, 2020). Con el paso del tiempo el crecimiento de las
viviendas ha ido adoptando formas más diversas a las imaginadas dentro del plan
inicial, un incremento en la densidad planificada y de espacios autoproducidos
(Guzmán y Ochoa, 2018; Museo de los desplazados, s/f; Kueva, 2017). Actualmente
se pueden observar edificaciones de cinco, seis, siete pisos en los lugares que
estaban destinados para viviendas de hasta tres pisos. Existen construcciones o
ampliaciones no autorizadas a nivel de piso, en el techo y en las mismas
fachadas. Algunos espacios públicos se encuentran invadidos o han transformado
su uso para el comercio o aparcamientos (Acosta, 2009; Martin, 2019; Libertun,
2018; Nieto, 1999). En contraste, otros espacios como los parqueaderos se han
conservado, incluso, los vecinos han encontrado formas de ampliarlos. Por
último, el paisaje denota que en varias calles y callejones se carece de
iluminación, vegetación o mobiliario.
El conjunto
de estas cualidades físicas, entre otras de tinte social y económico, ha
conducido a la construcción de un imaginario de inseguridad sobre el barrio que
se puede palpar al recorrer sus espacios públicos. Es tal la situación que los
habitantes han manifestado en noticieros y diarios, varios pedidos a las
autoridades para trabajar en la inseguridad que los atemoriza.
Un lugar
percibido como seguro se define como aquel donde el diseño, el mantenimiento y
las políticas trabajan juntas para que el público general lo perciba como tal y
quiera visitarlo regularmente (Polko y Kimic, 2022). Por el contrario; la
percepción de inseguridad en el espacio se define como una respuesta emocional,
a nivel individual o colectivo, que despierta miedo o ansiedad ante ciertas cualidades
o símbolos de los lugares (Ferrano, 1995; Jasso, 2015). Incluso cuando la
inseguridad no sea real, ciertas cualidades de los espacios pueden despertar
una percepción de violación al uso sano y participativo del espacio público, lo
que se convierte en un problema de mucha relevancia porque influye en el
comportamiento de las personas y en su bienestar psicológico (Ferraro, 1995;
Foster et al., 2010; Sundling y Ceccato 2022), por lo que varios estudios se
han enfocado en entender las características que construyen la percepción y su
impacto sobre el comportamiento.
Específicamente
en lo que respecta al medio físico y el espacio público, que es el enfoque de
este trabajo, existen varios estudios que recogen una serie de factores que
influyen en la percepción de seguridad o de inseguridad, como son la iluminación
(Chowdhury y van Wee, 2020; Ceccato, 2013; Cozens et al., 2003;); la amplitud
visual o visibilidad (Cozens et al., 2004), dentro de lo que también se
reconoce la legibilidad del entorno (Lynh, 1964); la limpieza de los espacios
así como la prevención de símbolos de descuido de la imagen como el graffiti descontrolado
o la suciedad (Polko y Kimic, 2022; Sundling y Ceccato, 2022; Lorenc et al.,
2012; Jacobs, 1961; Cozens y Love, 2015; Coppola y Silvestri, 2020; Wilson y
Kelling, 1982, 5); la presencia de áreas verdes, vegetación, personas y tecnología
de vigilancia como cámaras (Van Dinter et al., 2022; Soto et al., 2022); la
disponibilidad de una red de movilidad permeable, de mobiliario y el control sobre
elementos que puedan invadir, privatizar o bloquear la deambulación y el escape
(Calonge-Reillo, 2022; Fan et al., 2016; Cozens et al., 2003; Ceccato, 2013;
Jeffery, 2021); la materialidad, calidad técnica y de acabados, así como el
mantenimiento de los espacios (Loukaitou-Sideris, 2014).
Todos estos
factores físicos han demostrado ser capaces de influir en la construcción de una
percepción de inseguridad siempre que su presencia sea repetitiva o redundante
dentro del medio, si su presencia es aislada, entonces la influencia sobre la
percepción puede disolverse (Boring, 1942; Moles, 1966; Grütter, 2020; Zapata y
Honey-rosés, 2022; Beck et al., 2015). Además, su injerencia puede diferir
entre los individuos y las culturas por lo que es necesario realizar investigaciones
apegadas a los diferentes contextos, sobre todo cuando la mayoría de las
investigaciones alrededor del tema provienen de Europa y Estados Unidos, denotando
un vacío de conocimiento en otros contextos como el de América Latina (Sundling
y Ceccato, 2022).
2. MATERIALES
Y MÉTODOS
El objetivo de este trabajo es analizar específicamente los factores
físicos más redundantes o repetitivos que aportan a construir la percepción de
inseguridad dentro del espacio público de Solanda. Con este fin la investigación adopta
técnicas cualitativas y cuantitativas en varias fases.
En la primera se
realizó una revisión literaria en la que se incluyeron 35 artículos científicos
sobre la influencia del medio físico sobre la percepción de inseguridad. La
revisión literaria a su vez se ejecutó en dos pasos, el de búsqueda de
documentos científicos y primera lectura de resúmenes y conclusiones, a través
de lo cual se los seleccionó o descartó para el estudio, según su enfoque sobre
cuestiones específicas del medio físico y la inseguridad; las palabras claves
para la búsqueda fueron inseguridad, arquitectura, medio físico, urbanismo, en
español y en inglés. El segundo paso tuvo que ver con la lectura en profundidad
de los documentos seleccionados para el estudio, recolectando y codificando todos
aquellos factores de inseguridad derivados del medio físico que ya habían sido
identificados en investigaciones previas. Con este proceso se construyó un
instrumento de observación del medio físico que se resume en la tabla 2.
En una segunda fase se realizaron
grupos focales con los habitantes de Solanda. En total se realizaron cuatro sesiones
divididas por género y por grupo de edad, de 18 a 40 años y de 41 a 80 años.
Con este ejercicio se profundizó lo obtenido por medio de la revisión literaria,
complementando o modificando al instrumento de observación con aquellas cuestiones
que los habitantes percibían de su barrio. Los grupos focales se desarrollaron
como una conversación abierta sobre la inseguridad del barrio en un primer
punto, seguido por la exposición de los autores con imágenes sobre el tema
específico de interés, y una conversación sobre el medio físico y las
transformaciones que se han observado en el barrio. Durante estos ejercicios se
tomaron notas de los comentarios e ideas de los vecinos dentro de la misma estructura
del instrumento de observación.
En una tercera etapa,
con el instrumento resultante de las fases previas, se realizaron auditorías en
espacios públicos o de uso público del barrio. Estas se llevaron a cabo mediante
el análisis de cartografía, recorridos en la totalidad de calles, callejones,
parques y parqueaderos, y a través del uso de plataformas como Google Street
View en los casos en los que no se podía realizar la observación de forma
presencial. La cantidad de espacios para observar se definió con la fórmula
estándar de cálculo muestral con un nivel de confianza del 95 %.
Tabla 1. Resultados del cálculo muestral
Fuente: Elaboración
propia.
Para el análisis de
datos y obtención de resultados se otorgó a cada uno de los factores
físico-espaciales y parámetros de calidad del instrumento de observación, un
valor numérico igualitario no ponderado a fin de calcular su nivel de presencia
o repetición dentro del barrio, expresando los resultados de manera porcentual
para comparar zonas barriales y unidades de observación. A fin de brindar una
diferenciación entre los datos se establecieron tres diferentes niveles de
afectación: mal estado, estado regular o buen estado; estos niveles representan
el nivel de repetición o redundancia de un factor de inseguridad en las
unidades observadas; a mayor carencia del estándar o repetición de factor de
inseguridad, se considera un mal estado; mayor presencia de la calidad deseada
o ausencia de factor de inseguridad se considera un buen estado. Para la
definición del límite de cada nivel se encontraron las tres principales
concentraciones de resultados por cada unidad de observación. Es decir que los
límites son diferentes entre todas las unidades según los resultados obtenidos
en cada una. Se optó por esta definición de niveles puesto que resulta ambiguo el
establecer límites arbitrarios e igualitarios para todas las unidades.
Finalmente, se realizó
una representación cartográficamente para observar la distribución de los
resultados obtenidos en el territorio.
3. RESULTADOS
Y DISCUSIÓN
En la tabla 2 se presentan los resultados obtenidos desde la revisión
literaria y los grupos focales sobre el cúmulo de factores del medio que
influyen sobre la percepción de inseguridad. En su mayoría, existe una
concordancia entre lo observado en la literatura y lo recogido desde los grupos
focales; y en el caso de alguna discordancia se la detalla en el análisis.
El primer factor de percepción de inseguridad lo denominamos “invasión o
privatización del espacio público”. En un intento por controlar la inseguridad
en los callejones de la parroquia Solanda sus habitantes han optado por la
construcción de barreras como puertas o rejas que limitan el acceso y salida de
personas y vehículos. Según los usuarios, han tomado estas medidas porque en
varias ocasiones han sido víctimas de robos dentro de sus casas puesto que mantienen
accesos directos desde estos espacios; incluso, algunos callejones tienen
horarios en los que se encuentran abiertos; por ejemplo, se abren desde las
05:00 hasta las 21:00, siendo los mismos moradores los que se encargan de abrir
y cerrar las puertas según crean conveniente. A su vez, cada habitante de los callejones
cerrados tiene una copia de las llaves para usarlo de acuerdo con sus
necesidades específicas. Como consecuencia, muchos de estos espacios ya no se
entienden como públicos y tienen elementos que bloquean la visibilidad para el
peatón, reduciendo a su vez el ingreso de luz. Algunos vecinos, durante los
grupos focales, reconocieron que este no ha sido un método eficaz contra la
inseguridad. Los habitantes comentaron lo siguiente:
...las calles y parques son
inseguros, ahí esta el microtráfico y la drogadicción. No estamos resguardados.
Hay una UPC pero no funciona. La única forma de estar protegido es por alarmas
comunales, aunque tampoco sirven del todo. Por eso cerramos los callejones y los
abrimos en horarios.
Tabla 2. Instrumento de observación
Fuente: Elaboración
propia.
En la figura 1 se puede observar los resultados obtenidos en callejones como
resultado de las auditorías espaciales. Un 29 % de estos espacios se
encuentra en mal estado, lo que implica que pueden estar privatizados, oscuros,
sucios, con la presencia descontrolada de graffitis o que les falta mantenimiento.
Figura 1. Resultados de auditorías en callejones
Fuente: Elaboración propia.
Otro problema repetitivo en el barrio tiene que ver con la invasión de
la vía pública, es decir, la extensión ilegal de algunas viviendas sobre aceras
y callejones. En algunos casos las viviendas se han extendido hasta por el
espacio aéreo de callejones, tornándolos oscuros y con cambios dimensionales que
no brindan el espacio suficiente para la circulación. Sin embargo, según lo
recolectado en los grupos focales, esto no es percibido como un problema por
todos los habitantes, más bien existe una percepción de que faltan fuerzas de
orden para controlar la seguridad. Durante los grupos focales comentaron:
“...siempre han existido
las casas-puente, que son las que están arriba de los callejones, es algo
normal del barrio...”.
“...en el barrio existe
poca iluminación y seguridad porque los callejones son muy angostos...”
“... cada uno construyó a
lo que pudo, por eso se ve todo irregular. En un inicio todo era hasta de dos
pisos y luego fueron creciendo según cada persona, pero nunca se reguló. No nos
dijeron nada...”
Otro factor relacionado con la invasión del espacio tiene que ver con la
fuerte presencia del comercio informal, la cual impacta principalmente en la
deambulación peatonal en algunas calles y genera bloqueos de tipo visual y para
la movilidad, sobre todo para las personas mayores. Al respecto, durante los
grupos focales se pudo identificar un contraste de opiniones, con muchas
personas que rescatan la presencia del comercio informal dado que les ayuda a solventar
necesidades de la vida diaria, y otras a quienes les aqueja sobre todo por la
movilidad. Lo que todos reconocen es que la ubicación, distribución y densidad del
comercio debería controlarse.
“hay mala distribución del
comercio informal. No hay señalización ni controles”
“a veces hay mucha gente y
no se da cuenta cuando le roban”
“los robos aumentan en las
calles porque el comercio informal es excesivo”
En las figuras 2 y 3 se observan los resultados de las auditorías en
calles, parques y plazas, con un 47 % y 43 % de unidades en mal
estado, respectivamente. Esto implica que pueden estar invadidas por el
comercio o que les caracteriza la falta de mantenimiento.
Figura 2. Resultados de auditorías en calles
Fuente: Elaboración propia.
Figura 3. Resultados de auditorías en parques y plazas.
Fuente: Elaboración propia
Otro factor de inseguridad redundante tiene que ver con el cambio de uso
que se ha dado a callejones, parques y plazas. Muchos espacios se encuentran
convertidos en parqueaderos, bloqueados visualmente, mientras que otros se
encuentran semiabandonados. Según los habitantes, esto tiene que ver con los
cambios demográficas que ha tenido la parroquia y con la movilidad fuertemente
marcada por el uso del vehículo privado. En el grupo focal se mencionó:
“mucha gente vino a vivir a
Solanda y por eso cada vez hay más departamentos, más parqueaderos. A veces se
parquean en los parques por necesidad”.
En contraste
con los espacios públicos, la mayoría de parqueaderos sigue cumpliendo con su
función inicial, más bien se han encontrado formas de ampliarlos, y la mayoría
se conserva en estados bueno o regular como se observa en la figura 4.
Figura 4. Resultados de auditorías parqueaderos
Fuente: Elaboración propia.
En la
figura 5 podemos observar algunos elementos del paisaje actual de Solanda con
aquellos factores del medio físico que influyen en la percepción de inseguridad
y cuya presencia es bastante repetitita en el territorio. Se observan
callejones oscuros, espacios sucios o sin mantenimiento; además, es notoria la
presencia descontrolada de graffitis, elementos que si bien pueden ser
considerados como una expresión artística o cultural, en lo que respecta a la
construcción de la percepción, su proliferación confronta al pasajero con la
idea de que el ambiente está fuera de control, y que alguien puede invadirlo o
producir cualquier daño (Wilson y Kelling, 1982: 5). En
adición a esto se observan las puertas con las que se cierran algunos ejes viales
y la presencia y ubicación del comercio informal.
Figura 5. Elementos del paisaje actual de Solanda
Fuente: Elaboración propia.
Con respecto a lo entendido como inacabados estructurales o calidad
técnica del medio, a lo largo de todas las calles y callejones se observan
viviendas en mal estado o inconclusas, otras han sido abandonadas y presentan
gran deterioro. Estos inacabados en las estructuras, aunque fueron
identificados desde la literatura como un elemento de percepción de
inseguridad, han sido naturalizados por parte de los habitantes. Durante los
grupos focales hubo comentarios que hacían alusión a que estas infraestructuras
se deben, en parte, a que los habitantes son temporales o personas que arriendan
por un tiempo, indicaron que los dueños no viven ahí. En este contexto, nadie
siente la necesidad de cambiar o de mejorar la vivienda. Esto puede dar
indicios sobre una tendencia a la naturalización del problema.
“se ve que a la gente que
no le importa cómo luce su casa, o no tienen dinero para arreglar”.
Dentro de lo que hemos denominado “proximidad” se observaron cuestiones ligadas a la calidad dimensional,
materialidad e iluminación, en recorridos peatonales e ingresos a diversos
establecimientos como escuelas, mercados, ejes comerciales, iglesia, parques,
entidades bancarias, centros de salud. En esta categoría se pudo detectar que
los factores de inseguridad presentes afectan de manera particular a la
percepción de seguridad de las mujeres del barrio, quienes de manera cotidiana
deben realizar gestiones o actividades vinculadas al cuidado familiar (Rodríguez,
1990; Zucchini, 2016). Las paticipantes en grupos focales comentaron lo
siguiente:
“a las mujeres no solo les roban,
pueden hacerles muchas cosas. Se refleja en estadísticas, y porque como mujer
no se puede transitar libremente como los hombres”.
“las mujeres quieran o no
dependen del alumbrado, si hay gente o no, por donde vayan a caminar. No solo
por inseguridad, sino por el acoso también”.
“las mujeres somos blanco
de delincuentes porque, cuando caminamos solas, corremos peligro. No importa la
hora; si nos ven solas, es peor y siempre salimos a hacer cosas por el barrio”.
4. CONCLUSIONES
La inseguridad en Solanda ha encontrado varios elementos paisajísticos
para materializarse. Algunos se identifican como tal por los habitantes y por
la base teórica, mientras que otros han sido naturalizados.
El análisis evidencia una repetitiva
invasión o privatización del espacio público, sobre todo, en el caso de los
callejones cuyos vecinos inmediatos, en busca de seguridad, han llegado a cerrarlos
con puertas y candados. Además, muchos son usados como parqueaderos o como
contenedores de basura, ahondando la necesidad de los habitantes de cerrar su
mirada hacia ellos. En otros, el comercio se ha tomado el espacio como una
prolongación de su negocio.
Los cambios de la planificación inicial hasta su estado actual denuncian
que la concepción inicial de la parroquia Solanda resultó ajena a la realidad
de sus futuros habitantes y que no ha sido foco de nuevos proyectos que ayude a
adaptarla a las nuevas necesidades. Si bien se destaca el interés por generar
dotaciones y espacios públicos en todo el sector, se debe identificar el por
qué en la actualidad no todos son utilizados o mantenidos como tal. Este problema
se ahonda por la falta de iluminación en calles,
parques y callejones, incluso algunos han sido tomados como parte del
territorio de operaciones delictivas por agrupaciones fuera del orden.
Otro factor redundante de percepción de inseguridad, que se evidencia
con los resultados, tiene que ver con el incremento desmedido de la densidad
poblacional, lo que ha conducido a la construcción descontrolada de
ampliaciones de las infraestructuras, mismas que carecen de criterios técnicos
y que más bien buscan dar una solución urgente de vivienda a una población que
sixtiplica la planificación inicial. En la actualidad hay alrededor de 130 000
habitantes en la parroquia.
Uno de los grandes aciertos de la planificación inicial tuvo que ver con
el diseño compacto del barrio y con servicios cercanos; sin embargo, las vías y
callejones que los conectan presentan, de forma repetitiva, bloqueos para la
movilidad peatonal, asentúan la necesidad del vehículo, incrementan la
necesidad de parqueaderos y aumentan la invasión de espacios públicos.
El acercamiento a la vivienda social en Solanda ha evidenciado que las
bases conceptuales y de diseño de estos proyectos deben obligatoriamente
incorporar ideas y opiniones de sus futuros moradores, y hacer una prospectiva
sobre su evolución. En países como el Ecuador todavía dominan, dentro de las
entidades responsables de la política de vivienda social, las nociones de
diseño ligadas a la eficiencia de los recursos, la reducción de gastos, la
industrialización del proceso, la masificación de viviendas, la homogeneización
demográfica en un proyecto etc. Muchos de estos conceptos ameritan mayor
discusión, y algunos, un giro total que ayude a incorporar criterios
cualitativos del hábitat (Salingaros et al., 2011; Pérez, 2016).
Sobre la metodología y el instrumento propuesto para la evaluación se
pueden identificar fortalezas como la facilidad de aglomerar muchas cualidades
del medio físico en las unidades de observación. Sin embargo resulta necesario
ampliar el proceso de identificación de los factores del medio que influyen
sobre la inseguridad, así como establecer criterios que eviten su evaluación
subjetiva o sesgada. También puede resultar positivo el establecer
ponderaciones sobre los valores de los factores del medio ya que algunos tienen
mayor presencia o influencia sobre la calidad paisajística en su totalidad. Una
fortaleza del instrumento tiene que ver con el proceso de validación local que
se realizó a través de grupos focales.
Sin duda, el
planteamiento metodológico presta campo para futuras observaciones y
complementaciones. De manera particular, el estudio adopta una noción de
análisis del espacio público desde su dimensión y condiciones físicas, y podría
revisarse y complementarse desde visiones sociológicas y antropológicas
apegadas al contexto de estudio. Asimismo resulta de
interés el ampliar el estudio en barrios y sectores que nacieron o poseen
características similares a las de Solanda.
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