ISSN electrónico: 2602-8069 - ISSN impreso: 1390-5341  
CONSUMO DIGITAL Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA:  
LA PERSPECTIVA DE LA JUVENTUD PARTIDARIA  
BRASILEÑA  
Digital Consumption and Citizen Participation:  
the Perspective of the Brazilian Youth Party  
Aline Cristina Camargo  
Universidade Estadual Paulista Unesp  
aline.c.camargo@unesp.br  
Código Orcid: https://orcid.org/0000-0001-8854-1810  
Antonio Francisco Magnoni  
Universidade Estadual Paulista Unesp  
af.magnoni@unesp.br  
Código Orcid: https://orcid.org/0000-0002-6495-8045  
Fecha de recepción del artículo: 20/09/2020  
Fecha de aceptación definitiva: 20/11/2020  
Universidad UTE / CC BY Tsafiqui, Revista Científica en Ciencias Sociales, N.º 15, 2020  
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Aline Cristina Camargo, Antonio Francisco Magnoni  
CONSUMO DIGITAL Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA:  
LA PERSPECTIVA DE LA JUVENTUD PARTIDARIA BRASILEÑA  
RESUMEN  
La población joven brasileña ha sido protagonista en las movilizaciones políticas a partir,  
por ejemplo, de la emergencia y expansión de los movimientos de protesta y de nuevas  
formas de acción política, sobre todo con el uso de tecnologías digitales. El objetivo de  
este artículo es evaluar la trayectoria política de representantes de la juventud nacional  
de 10 partidos brasileños. Para ello, se realizaron entrevistas en profundidad, entre no-  
viembre y diciembre de 2019. A partir del material recolectado, los datos se presentan  
en tres ítems: i) perfil de los jóvenes entrevistados, ii) consumo de información sobre  
política; y iii) trayectoria y cultura política. Los resultados obtenidos apuntan a la discu-  
sión de cuatro temáticas principales: a) exclusión digital y participativa; b) acceso a la  
información y calidad de la democracia; c) variables de la cultura política; y, d) dimen-  
sión comunicativa y potencial de Internet como esfera pública. En el escenario actual,  
las tecnologías de información y comunicación pueden ser importantes instrumentos  
facilitadores de la movilización social, como medio o herramienta de la acción colectiva  
ciudadana. Así como las tecnologías de información y comunicación permiten un mayor  
acceso a las informaciones, también permiten prácticas online de participación ciudada-  
na, volviéndose, potencialmente, una esfera pública virtual y, asimismo, indican los usos  
y las apropiaciones desarrollados por la juventud partidaria brasileña.  
Palabras clave: acción colectiva; Brasil; juventudes; Participación; redes sociales; tec-  
nologías digitales.  
ABSTRACT  
The Brazilian youth has been a protagonist in terms of political mobilization, starting  
from, for example, the emergence and expansion of protest movements and new forms  
of political action, especially with the use of digital technologies. The objective of this  
article is to evaluate the political trajectory of representatives of the national youth of 10  
Brazilian parties. To do this, in-depth interviews were conducted between November and  
December 2019. From the material collected, the data are presented in three items: i)  
profile of the young people interviewed, ii) consumption of information on politics; and  
iii) trajectory and political culture. The results obtained point to the discussion of four  
main themes: a) digital and participatory exclusion; b) access to information and quality  
of democracy; c) variables of the political culture and d) communicative and potential  
dimension of the internet as a public sphere. In the current scenario, information and  
communication technologies can be important facilitating instruments of social mobiliza-  
tion, as a means or tool of collective citizen action. Just as information and communica-  
tion technologies allow greater access to information, they also allow online practices of  
citizen participation, potentially becoming a virtual public sphere, as well as the uses and  
appropriations developed by the Brazilian party youth indicate.  
Keywords: collective action; Brazil; youth; participation; social networks; digital technologies.  
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INTRODUCCIÓN  
Al ser la participación política un elemento central de la calidad de la democracia, ha  
recibido atención de investigadores alrededor del mundo. Como afirma Norris (2001), las  
formas “no convencionales” de participación, como protestas, peticiones y boicots, ganaron  
importancia empírica y teórica en las últimas décadas, siendo algunas de ellas incluso más  
frecuentes que las actividades políticas tradicionales. Más allá de esta creciente importan-  
cia, hay relativamente pocos estudios que tratan acerca de estas formas de acción política,  
en especial en democracias recientes, y esto debido a que los estudios en participación  
política, en general son más frecuentes en países con mayor desarrollo, y también porque la  
mayoría de los estudios prefiere centrarse en la participación electoral.  
La comprensión sobre los determinantes de la participación es necesaria para entender  
sus consecuencias. Em lo que se refiere más específicamente al contexto brasileño, hay que  
considerar, en el escenario de la participación política, algunas cuestiones como la desigual-  
dad socioeconómica y el ascendente grado de desconfianza en las instituciones políticas.  
En este escenario la población joven brasileña ha sido protagonista, en lo que se  
refiere a movilización política, a partir, por ejemplo, de la emergencia y expansión de los  
movimientos de protesta y de nuevas formas de acción política, sobre todo com el uso de  
tecnologías digitales.  
Investigaciones recientes apuntan a la disminución de los índices de confianza públi-  
1
ca en el Gobierno, así como en otras instituciones , como los medios de comunicación. La  
realidad no es exclusiva de Brasil y las posibles causas de esta desconfianza o incredulidad  
son complejas, algunos la ven como resultado de un cambio a largo plazo hacia valores pos-  
tindustriales, que enfatizan em el individuo por sobre la comunidad y disminuyen el respeto  
a la comunidad. autoridad e instituciones. Otros lo ven como una reacción contra la centrali-  
zación del Gobierno y el desmantelamiento de los derechos sociales (Camargo, 2020).  
La caída de las tasas de participación electoral y de activismo partidista, así como el  
surgimiento y expansión de movimientos de protesta, y nuevas formas de acción política,  
han generado una creciente preocupación entre los académicos sobre el tema de la partici-  
pación, en su contexto de ejercicio de los derechos de ciudadanía.  
Considerando el esfuerzo de los autores en la elaboración de una tipología de las  
modalidades de participación e incluso en relación a su propio concepto, se observa que Mil-  
brath (1965) definía, de inicio, la participación como el conjunto de actividades relacionadas  
al momento electoral. A partir de entonces, diferentes estudiosos, algunos de ellos citados  
en este artículo, apuntaron variados conceptos de participación y sus modalidades.  
De ese modo, investigaciones dirigidas al estudio del voto fueron ampliadas y pasaron  
a investigar también formas de acción colectiva no convencionales, al analizar, por ejemplo,  
protestas, movimientos sociales, asociativismo y nuevas formas de acción y organización  
colectiva. El interés acerca de quién participa se cubrió para la cuestión sobre cómo partici-  
pa, es decir, la necesidad de conocer las diferentes formas de ejercer la ciudadanía a partir  
de la participación política. Y más recientemente, estudios que abordan usos y apropiacio-  
nes de las tecnologías para la participación.  
En tal sentido, es necesario considerar la centralidad de las tecnologías de informa-  
ción y comunicación, y más específicamente la Internet, en la ampliación de modalidades de  
participación, de manera concreta, por parte de jóvenes brasileños.  
1
Disponible en: ‹https://portal.fgv.br/noticias/icjbrasil-2017-confianca-populacao-instituicoes-cai›. Ac-  
ceso en: 18 sep. 2020.  
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Según Camargo (2020), se observa que la Internet ha producido cambios significa-  
tivos en los distintos ámbitos de la vida humana, incluido el político. En este contexto, los  
ciudadanos, especialmente jóvenes, la han encontrado como un medio de movilización y  
participación política, sobre todo con el surgimiento de la Web 2.0. Aun así, aunque las tec-  
nologías están cambiando la forma de hacer política, seguimos con las instituciones del siglo  
XIX, que ya no tienen la capacidad de canalizar las necesidades de quienes representan de  
manera real. Este escenario genera movilizaciones políticas que buscan una nueva configu-  
ración político-social. Al mismo tiempo, al margen del poder actual, surgen nuevas formas  
de hacer política, sobre la base de la confianza mutua, la colaboración y el establecimiento  
de derechos de ciudadanía basados en la cultura participativa.  
En este escenario, las tecnologías sociales, descentralizadas y abiertas actúan como  
herramientas de inclusión, educación y participación, y hay un movimiento de apropiación  
de tecnologías para la acción colectiva. Así, existen nuevas formas de acción colectiva con  
infraestructura de movilización ciudadana que convierten la indignación en insurgencia.  
El siglo XXI presenta la política aislada de la sociedad. Los líderes tradicionales, los  
partidos políticos y las instituciones públicas sufren una crisis de legitimidad y credibilidad.  
2
La apatía, el desinterés por el tema político, la caída de la participación electoral ─espe-  
3
cíficamente entre los jóvenes ─ y la baja adhesión a partidos electorales y sindicatos, por  
ejemplo, son algunas de las consecuencias de la situación actual en el país.  
El objetivo de este artículo es evaluar la trayectoria política de representantes de la  
juventud nacional de 10 partidos brasileños y sus relaciones con las tecnologias digitales  
para la participación. Para seleccionar la muestra, se hizo un levantamiento de los parti-  
dos con representación en la Cámara de Diputados y a partir de eso se establecieron 18  
partidos, de los cuales fue posible contactar a representantes de la juventud partidaria de  
10 de ellos. Después del primer contacto fueron programadas entrevistas en profundidad,  
realizadas entre noviembre y diciembre de 2018. Además de la presentación y discusión de  
los resultados, el artículo propone la revisión de conceptos como juventud, participación y  
tecnologías digitales.  
JUVENTUD Y PARTICIPACIÓN  
La percepción de la juventud como categoría social se fortalece a partir de la segunda  
mitad del siglo XX, en el contexto de la urbanización, que hizo de los jóvenes uma preocu-  
pación para el Estado, y de sectores sociales, principalmente en lo que se refiere a los te-  
mas de educación, trabajo y marginalidad. Las juventudes también tuvieron destaque como  
protagonistas del consumo de bienes culturales y simbólicos en el contexto de la industria  
cultural, a partir del avance técnico y de la expansión de los medios de comunicación. Hay  
una variedad de enfoques sobre esta etapa. Siendo así, hay que considerar las múltiples  
juventudes, de acuerdo con las condiciones sociales e históricas.  
De acuerdo con Sposito (2000: 7), la juventud es una categoría conceptualmente im-  
precisa, ya que abarca situaciones y contextos distintos. Sin embargo, subraya la autora, el  
reconocimiento de esta imprecisión es importante, ya que “la propia definición de la catego-  
2
3
Disponibleen:‹https://g1.globo.com/politica/eleicoes/2018/eleicao-em-numeros/noticia/2018/10/08/abs  
tencao-atinge-203-maior-percentual-desde-1998.ghtml›. Acceso en: 26 sep. 2020.  
Disponible en: ‹https://www1.folha.uol.com.br/poder/2018/10/numero-de-eleitores-que-foram-as-ur  
nas-cresceu-nas-cidades-com-biometria-obrigatoria.shtml›. Acceso en: 18 oct. 2020.  
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ría juventud encierra un problema sociológico susceptible de investigación, en la medida en  
que los criterios que la constituyen como sujetos son históricos y culturales”.  
Así, además de la categoría natural o biológica, hay que considerar las juventudes  
como construcción social. Mientras las sociedades modernas se caracterizaban por tener  
la juventud como fase transitoria entre la condición infantil y la vida adulta, la tradición so-  
ciológica también “consideraba la juventud de las sociedades modernas, en especial de  
las ciudades, elemento ‘desviante’ en relación a lo que se imaginaba ser el funcionamiento  
armónico de la sociedade” (Catani y Gilioti, 2008: 14).  
Para Karl Mannheim, las expresiones juveniles exponen las contradicciones de la so-  
ciedad en la cual se insertan. Así, la preocupación central del autor es el potencial de cambio  
social de la juventud, que “llega a los conflictos de nuestra sociedad moderna venida de  
fuera. Y es este hecho que hace de la juventud el pionero predestinado de cualquier cambio  
de la sociedad” (Mannheim, 1968: 74).  
Es necesario considerar, por lo tanto, que los jóvenes son capaces de producir una  
cultura autónoma, que no solo imita el mundo adulto y las instituciones tradicionales (como  
familia, escuela, Iglesia y Estado), sino que las articula a partir de parámetros propios, con-  
figurando nuevas formas de cultura.  
Según Moreno (2012), es posible destacar tres características de las juventudes en la  
actualidad: i) individualización: el proceso transitorio entre la fase infantil y la vida adulta está  
marcado por decisiones personales, como concluir los estudios, arreglar un empleo y dejar  
la casa de los padres, por ejemplo; ii) diversificación: cambios en los itinerarios seguidos por  
cada individuo y que se diferencia de la linealidad de los itinerarios de esa franja de edad  
hace algunos años; actualmente la juventud cambia su camino varias veces, deja la casa de  
la familia, pero se ve obligada a regresar, encuentra un empleo pero es temporal y precario,  
construye y reconstruye más de una familia, por ejemplo; iii) movilización: representan uno  
de los grupos más afectados por las consecuencias de la crisis económico-financiera, jóve-  
nes de todo el mundo protagonizaron numerosas movilizaciones políticas que exigen cam-  
bios profundos en el modelo económico, social y político que gobierna el mundo globalizado,  
y esta última característica apunta a los jóvenes como población central en importantes  
acciones políticas colectivas.  
Con la emergencia de formas no convencionales de participación y el declive de la  
participación electoral en diversos países, se pasó a adoptar una concepción más amplia  
acerca del concepto de participación. Para Lévy (1996), en el contexto de las nuevas tecno-  
logías, el ejercicio de la ciudadanía se ha ampliado más allá de las prácticas electorales. La  
virtualización ha ampliado la participación ciudadana a partir del mayor acceso a Internet y  
de la creación de iniciativas gubernamentales y autónomas que incentivan el compromiso  
del usuario en cuestiones de interés público. Cervi (2013: 11) complementa: “a principios  
del siglo XXI percibimos como principal cambio en los procesos representativos el uso de  
instrumentos de ‘conexión digital’ en la política”.  
Progresivamente los usuarios brasileños se colocan como agentes activos de accio-  
nes participativas, desempeñando su tendencia natural de socialización al discutir, reaccio-  
nar y esparcir sus intereses y críticas por las diversas modalidades de medios.  
Hoy es posible que los propios ciudadanos asuman problemas de nivel público, invo-  
lucrando a diversos sectores de la sociedad para alcanzar objetivos comunes y compartidos.  
Para ello se utilizan diversas plataformas de actuación como foros y grupos de discusión,  
firmas y peticiones, blogs, plataformas sociales, aplicaciones y medios sociales.  
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Para Martino (2015: 58), las acciones realizadas en la red se articulan con las activi-  
dades desempeñadas en la vida cotidiana. Para el autor, “quien participa de las redes online  
son seres humanos conectados a las redes del mundo desconectado [...] Al igual que el  
mundo real es llevado a las redes sociales digitales, las discusiones online tienen el poten-  
cial de generar actitudes y acciones en el mundo físico”.  
Avritzer (2008: 44) declara que “a pesar de que la participación política ha experi-  
mentado un crecimiento constante desde la democratización, Brasil se ha transformado a lo  
largo del siglo XX”, en un país de baja propensión asociativa y pocas formas de participa-  
ción de la población de baja renta, aunque sea “uno de los países con el mayor número de  
prácticas participativas”. En este sentido parece importante cuestionar hasta qué punto la  
tecnología ha posibilitado nuevas formas de participación política.  
Según Kahne, Middaugh y Allen (2012), en el aspecto de disposición política de la  
juventud, existe un gran contraste. Esto es porque, de acuerdo con los autores, cuando se  
tienen en cuenta los ideales convencionales, los índices de compromiso, competencia y mo-  
vimiento civil y político de estos jóvenes, los valores obtenidos son bajos en las diferentes  
capas demográficas.  
Por otro lado, es creciente la movilización de los jóvenes en los nuevos medios, que  
buscan traer a la luz las cuestiones de la vida cívica y política. Así, se entiende que nuevas ma-  
neras de innovar las formas de participación se están creando a partir de la participación online,  
facilitando el compromiso de las capas más jóvenes en las actividades políticas tradicionales.  
La participación es un derecho fundamental de los jóvenes. Desde mucho antes de  
la elaboración y aprobación del Estatuto de la Juventud (Ley 12.852/2013), este tema ya  
tenía centralidad en los debates sobre políticas y derechos de los jóvenes. Es posible decir,  
incluso, que la propia agenda sobre el tema nace, también, de la preocupación de incluirlos  
como sujetos políticos capaces de influenciar em los rumbos de la sociedad.  
De acuerdo con la socióloga Helena Abramo, la participación “sigue siendo una de-  
manda que se vincula a la propia posibilidad de formular y luchar por las otras demandas”.  
(Abramo, 2005: 63). No tan solo en el Estatuto de la Juventud se reconoce el derecho a la  
participación (Primera sección del “Derecho a la Ciudadanía, a la Participación Social y Po-  
lítica y a la Representación Juvenil”), sino que también es un tema transversal.  
El derecho a la participación aparece como uno de los principios que rigen el Estatuto  
a través de la idea de valorización y promoción de la participación social y política, de forma  
directa y por medio de sus representaciones. También aparece en las directrices generales  
del documento, en la idea de incentivo a la amplia participación juvenil en su formulación, im-  
plementación y evaluación de las políticas públicas de juventud y, cuando se busca ampliar  
las alternativas de inserción social del joven, promoviendo programas que prioricen su de-  
sarrollo integral y participación activa en los espacios decisórios. Tal vez no sea exagerado  
afirmar, entonces, que es posible pensar la participación como condición para la realización  
integral de los demás derechos de los jóvenes brasileños.  
TECNOLOGÍAS DIGITALES Y POTENCIAL DEMOCRÁTICO  
Polat (2005: 442) argumenta que “la Internet potencialmente proporciona una apro-  
ximación bastante cerca de una situación ideal en la que los ciudadanos tendrían pleno  
conocimiento sobre las cuestiones políticas”. Sin embargo, subraya que “esta posibilidad se  
basa en la suposición de que las personas están suficientemente interesadas en obtener la  
información pertinente, asume también que los ciudadanos tienen el acceso y las capacida-  
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des necesarias para interpretar la información”. Este autor refuerza que la disponibilidad y el  
uso de las tecnologías no son suficientes para alcanzar esta situación.  
Los datos divulgados por la Secretaría de Comunicación de la Presidencia de la Re-  
pública en 2016 revelan que el 66 % de los brasileños tienen acceso a Internet, siguiendo la  
tendencia mundial de aumento anual del alcance de los canales y de los recursos de comu-  
nicación del ciberespacio (Brasil, 2016). Rogers y Malhotra (2000: 20) afirman que el número  
de usuarios de Internet se duplicó cada año durante la década de 1990, “una tasa extrema-  
damente rápida de adopción, tal vez una de las más rápidas tasas de difusión para cualquier  
innovación en la historia de la humanidad”. El número de usuarios de Internet sigue creciendo  
en el país, aunque en tasas más modestas. De 2013 a 2014, por ejemplo, el número de brasi-  
leños con acceso a la red mundial de computadoras aumentó un 7 % (Brasil, 2016).  
Rogers e Malhotra (2000: 26) resaltam que “el papel empoderador de Internet puede  
ser ejemplificado a partir de la forma en que las interacciones online enriquecen las relacio-  
nes interpersonal a través del desarrollo de relaciones sociales y la construcción de la idea  
de comunidade”. Sin embargo, hay controversias en este sentido, ya que algunos autores  
cuestionan si la Internet se ha utilizado principalmente como medio para amplificar las voces  
de aquellos que ya son activos políticamente.  
Conforme a Witschge (2004), la Internet es un espacio ideal para los indivíduos, para am-  
pliar sus horizontes, encontrar decenas, cientos o miles de nuevas personas y enfrentarse a una  
serie de nuevos temas y puntos de vista. Sin embargo, “las comunidades virtuales a menudo  
se basan en personas con valores, intereses y preocupaciones similares” (Dahlberg, 2001: 10).  
Para Witschge (2004: 114), las características de Internet facilitan la participación no  
solo de más personas, sino también de grupos más heterogéneos. Para el autor, “Internet  
parece ser un lugar perfecto para encontrar diferentes puntos de vista expresados por un  
grupo diversificado de personas que, al mismo tiempo, están abiertas a esa diferencia ya la  
discordancia necesaria para la deliberación”.  
Considerando la utilización de las tecnologías de información y comunicación (TIC)  
para informar, consultar, involucrar, colaborar, capacitar y empoderar, se entiende que el ca-  
pital social puede ser, al mismo tiempo, causa y consecuencia de la comunicación; de esta  
manera, sería identificada con el nivel de participación asociativa, es decir, la idea de que el  
individuo pertenece a una comunidad cívicamente comprometida, participando en variadas  
redes de interacción (Matos y Nobre, 2013).  
Con base en los conceptos de Polat (2005), Witschge (2004), Dahlberg, (2001) y  
Shane (2004) se considera que Internet representa un espacio plural nunca antes visto: la  
reducción de los costes de participación, la supuesta igualdad entre los participantes a partir  
de la reducción de pistas sociales, la interacción entre representantes y representados, ade-  
más de las comunidades online, evidencian el potencial de la red.  
Sin embargo, es necesario considerar el contexto de uso de la red: “La evolución de  
cualquier tecnología depende de su interacción crítica con la sociedad, sea en circunstan-  
cias económicas, sociales, políticas y culturales”. Así, lo que las TIC pueden realizar para  
cualquier sistema político tendrá mucho que ver con la forma en que los miembros de comu-  
nidades específicas, individual y de manera colectiva, hacen uso de esas tecnologias, expli-  
ca Shane (2004). En este sentido, los dispositivos de nuevas tecnologías de comunicación  
e información, interactivas y multifuncionales, a menudo se han visto como recursos para  
fortalecer el proceso democrático.  
Según Schatteman, Spigner y Poluse (2012: 6), la Internet tiene potencial para revi-  
gorizar el compromiso cívico, que se define como “el conjunto de actividades por las que las  
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personas participan en la vida política y al hacerlo expresan su compromiso con la comuni-  
dad”. Las metas para la participación de los ciudadanos, de acuerdo con los autores (2012:  
9), incluyen: “hacer democracias más democráticas a través de la redefinición de estructu-  
ras de poder, aumentando la credibilidad y la legitimidad, realizando gestión de conflictos  
y construcción de consenso, buscando el feedback y consultando a los ciudadanos para  
promover la rendición de cuentas y la transparência”.  
Para Vaccari (2013: 198), las cuestiones de compromiso involucran la relación entre  
información política y el interés de los ciudadanos en esta información, además de participa-  
ción política offline y consumo de medios: “Interés en la política predice la acción de buscar  
información [...] La Internet permite a los ciudadanos seleccionar los tipos de contenidos a los  
que están expuestos, o al menos, lo hace más que otros medios de comunicación de masas”.  
Vaccari (2013: 59) afirma que existe una relación entre los ciudadanos participantes  
en el ambiente online y offline. Así, la participación online, en general, reproducirá las mis-  
mas desigualdades en la participación política que se da fuera del ambiente online: “Los  
grupos que están más predispuestos a usar Internet, porque tienen más dinero, tiempo y  
competencias cívicas, también son más propensos a tener un papel activo en otros ámbitos  
políticos”. Así como las tecnologías de información y comunicación posibilitan mayor acceso  
a las informaciones, también permiten prácticas de participación ciudadana, convirtiéndose  
así en esfera pública virtual.  
Para Dahlgren (2005: 148), una esfera pública es entendida como una constelación  
de espacios comunicativos en la sociedade, que permiten la circulación de informaciones,  
ideas y debates. “Esos espacios, en los que los medios de comunicación y ahora, más  
recientemente, la figura de medios interactivos ha ganado destaque, también sirven para  
facilitar los vínculos de comunicación entre los ciudadanos y sus representantes”.  
De acuerdo con Marques (2006), Internet es considerada por diversos autores como  
una especie de “ingrediente revigorante” de la esfera pública argumentativa, primero por dar  
oportunidad de expresión para voces marginales y, segundo, por oferecer la posibilidad de  
surgir discursos, superando barreras como espacio y tiempo. Para Marques (2006: 167), la  
Internet puede ser entendida como espacio argumentativo digital, lo que haría del ordena-  
dor un medio de comunicación diferenciado en términos políticos: “A partir del momento en  
que favorecen el intercambio de experiencias y de contenido, las redes telemáticas también  
actúan, al menos potencialmente, como un ambiente propicio al diálogo y entendimiento”.  
METODOLOGÍA Y ANÁLISIS: PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN  
El objetivo de este artículo es evaluar la trayectoria política de representantes de la  
juventud nacional de 10 partidos brasileños. Para seleccionar la muestra, se hizo un levan-  
tamiento de los partidos con representación en la Cámara de Diputados, a partir de eso se  
establecieron 18 partidos, de los cuales fue posible contactar a representantes de la juven-  
tud partidaria de 10 de ellos. Después del primer contacto fueron programadas entrevistas  
en profundidad, realizadas entre noviembre y diciembre de 2018.  
Para Duarte (2009a: 62) “la entrevista en profundidad es un recurso metodológico que  
busca recoger respuestas a partir de la experiencia subjetiva de una fuente, seleccionada  
por detener informaciones que desea conocer”. Las entrevistas nos permiten obtener dife-  
rentes niveles de interpretación de una misma realidad. A partir de las interpretaciones de la  
vivencia del otro, de la propia vivencia y del mundo, se hacen observables las trayectorias y  
la cultura política de los entrevistados. El análisis de las entrevistas se centra principalmente  
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en el perfil de los jóvenes entrevistados, ii) el consumo de información política; iii) trayectoria  
y cultura política.  
De acuerdo con la Justicia Electoral, el país tiene 16.7 millones de miembros afiliados  
a 35 partidos políticos diferentes. Las páginas web de los partidos y del Tribunal Superior  
Electoral no presentan el número de afiliados por grupo de edad; de esa forma no es posible  
afirmar el número de jóvenes afiliados.  
i. Perfil de los jóvenes entrevistados  
De los 10 entrevistados, 3 son mujeres, lo que refuerza la idea de la desigualdad de  
género reflejada también en la instancia de la política. A pesar de que el Estatuto de la Ju-  
ventud establece el grupo de edad de la juventud entre 15 y 29 años, se observó que hay  
divergencias en la edad considerada por los partidos, siendo así, los representantes de las  
juventudes del partido que componen la muestra de la investigación tienen edades que va-  
rían entre 26 y 35 años.  
Cuestionados sobre su etnia, 7 se consideraron blancos, 2 pardos y 1 negro. En cuan-  
to al nivel de educación, 6 han completado la educación superior y educación superior 4  
en curso, con los siguientes cursos: comunicación (3), Derecha (2) Ingeniería (2) Gestión  
(2) Ciencias Sociales (1). 9 entre 10 actúan como asesores parlamentarios, y 1 uno de los  
entrevistados actúa como productor cultural.  
Entre los entrevistados, el tiempo de filiación varía entre 2 y 19 años. Entre los 10  
entrevistados representantes de la juventud de 10 partidos brasileños, 3 ya se postular a  
cargos públicos, pero ninguno fue electo.  
ii. Consumo de información sobre política  
De acuerdo con Bezzon (2005: 21), el concepto de democracia “presupone que los  
ciudadanos estén preparados para usar las reglas de participación democrática, que haya  
algún nivel de igualdad social entre los individuos, y que los mecanismos institucionales de  
representación sean realmente democráticos”.  
Witschge (2004: 109) subraya que “en lugar de ver la democracia como el proceso de  
expresar preferencias y registrarlos en una votación, la democracia es vista como un proce-  
so que crea un público, los ciudadanos que se unen para hablar sobre problemas colectivos,  
metas, ideales, y acciones”, creando así la concepción de conexión pública.  
De acuerdo con Couldry, Livingstone y Markham (2006: 5) existe una orientación com-  
partida en relación al mundo en que vivimos, lo que llaman “conexión pública”, definida  
como: “cuestiones que se consideran como de preocupación común, en lugar de referirse a  
una persona, oa un grupo en particular”.  
Para los autores británicos esta conexión es sostenida por el consumo mediático de  
los ciudadanos. Así, los medios tendrían un papel relevante al atraer y mantener la atención  
de los ciudadanos, lo que se considera prerrequisito para la acción política, la formación de  
opinión, la discusión pública, el voto o la participación directa en las instituciones democrá-  
ticas. De esta manera, los autores buscan cuestionar la idea que culpa a los medios por su-  
puestamente altos niveles de apatía política, afirmando, al contrario, que los medios pueden  
sostener la atención colectiva, pero sin defender la posición ingenua de que actúa siempre  
para el bien público.  
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El potencial y los efectos de los medios de comunicación se destacaron a lo largo de la  
investigación, ya que para algunos entrevistados se considera un factor decisivo y favorable a la  
participación, mientras que otros ven su utilización como una institución de manipulación política.  
Cuando se les preguntó sobre el consumo de información política, los jóvenes entre-  
vistados evidenciaron los siguientes medios de comunicación:  
Tabla 1. Consumo de información política  
Rádio: CBN, Jovem Pan, Bandeirantes.  
Televisión: Globo News, Band News.  
Impreso: Veja, Época, Istoé, Folha de São Paulo.  
Digital: Uol, G1, Estadão, Nexo, Mídia Ninja.  
Fuente: elaboración propia.  
Es posible observar una variedade de medios utilizados por los jóvenes que compo-  
nen la muestra. Así como se observa una prevalencia de medios corporativos tradicionales.  
iii. Trayectoria y cultura política  
Entre los principales motivadores para su actuación y trayectoria política destacan la  
escuela (movimiento estudiantil e influencia de profesores), la familia y las asociaciones de  
barrio, reforzando lo que ya se ha observado en otras investigaciones, como en Favretto  
(2015: 117): “experiencias anteriores a la política vivenciada fueron determinantes para que  
fueran reclutados, principalmente aquellas relativas a la militancia política y al envolvimiento  
con movimientos sociales y/o estudiantiles”.  
En la tabla siguiente se resume los principales motivadores de la participación, según  
dos entrevistados. Fueron utilizadas abreviaciones (E1, E2, E3, etc), para referirse a los  
entrevistados.  
Tabla 2. Motivadores de la participación  
Participa más quién tiene más información y está más dispuesto a discutir  
Acceso a información.  
Acceso a tecnologia.  
de una manera más transversal. La persona que solo tiene opinión pero  
no tiene información, no está dispuesta a participar, a discutir (E4).  
La Internet permite que las personas acompañen más de cerca y cubran  
a sus representantes (E7).  
La Internet tiene la capacidad de formación de red. Cada perfil es un pa-  
lanque electoral, cada ciudadano es un agente político. La relación se  
volvió más horizontal (E4).  
La motivación viene de la acogida, cuando el joven se siente acogido en  
la política, hace que él se enganche más. Esa acogida puede suceder de  
diferentes maneras. Va a participar cuando se siente bien; cuando percibe  
que sus banderas están siendo defendidas, va a identificarse, sentirse  
protagonista (E10).  
Acogida (identificación).  
Fuente: elaboración propia.  
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Por otro lado, también fueron destacados los principales desmotivadores de la parti-  
cipación, de acuerdo con los componentes de la muestra. Véase que el “acceso a informa-  
ción” es, a la vez, considerado motivador y desmotivador de la actuación política.  
Tabla 3. Desmotivadores de la participación  
Los medios de comunicación desmotivan al joven; nadie habla de  
iniciativas políticas positivas. En contrapartida, las redes sociales  
democratizan el acceso a la información y las personas tienen acce-  
so a iniciativas más positivas y pueden movilizarse (E3).  
La imagen construida del escenario político es pésima, toda esa ro-  
bada, esos escándalos desmotivan la participación. La imagen de la  
vida política es vista como algo malo. Y las iniciativas positivas no  
Acceso a información.  
reverberan como nos gustaría (E6).  
Las empresas de comunicación promueven un proceso de despolitiza-  
ción de la sociedad, el sensacionalismo político, la cobertura de la co-  
rrupción, la manipulación de las informaciones. Dejan la centralidad del  
conflicto político, no cuestionan agendas, políticas públicas, ideas (E7).  
El bajo interés por el voto es un reflejo de un sentimiento que es muy  
explícito en la juventud, por lo menos veo eso en las juventudes que  
tengo más contacto, juventudes de izquierda. Es un reflejo de una  
Deslegitimación de las institucio-  
constatación de la falta de legitimidad del sistema político, institu-  
nes políticas (corrupción, falta de  
ciones, incluso los partidos, el Estado brasileño, legislativo, el poder  
transparencia).  
político de manera general. Un problema institucional que muchos  
ven a estas instituciones como culpables de nuestra crisis social y  
política (E4).  
No todo el mundo tiene tiempo para participar. Parece tonto, pero  
una persona que trabaja 40 horas a la semana, que tiene familia,  
Tiempo, burocracia, distancia.  
¿
cómo esa persona tomará una tarde para asistir a una reunión de  
la asociación de barrio? (E1).  
Fuente: elaboración propia.  
Cuando fueron cuestionados sobre sus actividades de participación político-ciudadana,  
se recolectaron las seguientes modalidades de participación, que se presentan en la tabla 5.  
Tabla 4. Modalidades de participación  
Participación electoral (voto).  
Participar de una discusión política.  
Intentar convencer a alguién de votar en determinado modo.  
Usar un distintivo político.  
Contribuir con dinero un partido o candidato.  
Solicitar contribuciones en efectivo para causas políticas.  
Asistir a una asamblea.  
Dedicarse a una campaña política.  
Actuar como miembro activo de un partido político.  
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Actuar como miembro activo de directorio académico.  
Actuar como miembro activo de movimiento social y/o político.  
Actuar como miembro de sindicato.  
Realizar trabajo voluntario.  
Participar en reuniones en las que se toman decisiones políticas.  
Candidatizarse a un cargo electivo.  
Ocupar cargos públicos.  
Participar en reuniones de condominio.  
Participar en manifestación o acto.  
Adherir o apoyar el movimiento de huelga.  
Participar en consulta pública online.  
Participar en consulta pública presencial.  
Participar en plebiscito.  
Participar en reunión de presupuesto participativo.  
Componer organizaciones comunitárias.  
Ocupar edifícios.  
Producir contenido y divulgar en las redes sociales.  
Compartir contenido en las redes sociales  
Fuente: elaboración propia.  
También fueron destacados ambientes considerados favorables a la aprticipación po-  
lítica, como se presenta en la tabla VI.  
Tabla 5. Ambientes favorables a la participación  
Escuela: En la escuela vivimos el momento en que empezamos a entender la vida en sociedad y el  
papel de la política, de las organizaciones en grupo para fines comunes. Es importante traer la política  
a ambientes comunes, llevar política al patio de la escuela. Es desafiante, pero hay que crear esos am-  
bientes (E1).  
Internet: La Internet no sustituye a la militancia en las calles, al trabajo de base. Las dos cosas andan  
paralelas. La Internet ayuda de manera muy sustancial a la organización política, a organizar personas  
con los mismos intereses, las mismas causas; facilita el contacto y la organización, la divulgación e in-  
cluso el debate. (E9).  
Casa: Mi madre fue una de las fundadoras del partido en mi ciudad, entonces política para nosotros era  
algo muy ordinario. Un día llegué a casa y estaba el plan de Gobierno del partido sobre el mostrador.  
Comencé a leer y me interesó. Fue natural (E5).  
Barrio: Yo nací en São Bernardo do Campo, entonces usted se imagina la efervescencia de una ciudad  
como esta. En mi barrio, desde muy temprano, había esas conversaciones sobre política. En esa época  
yo no entendía que aquello era política, sino un espacio de discusión, donde la gente comentaba lo que  
pasaba en la ciudad y en nuestro barrio (E8).  
Iglesias: Las iglesias tienen un papel importante, en ellas se han organizado eventos para discutir la so-  
ciedad, debatir la política, no solo con el fin electoral, sino la política en lo cotidiano de las personas (E7).  
Fuente: elaboración propia.  
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Entre las políticas públicas dirigidas a las juventudes, los entrevistados destacaron: Ju-  
ventud Viva, Joven Aprendiz, Pronatec, Projovem, ID joven, Prouni, FIES y Enem. Al ser cues-  
tionados sobre lo que consideran las principales preocupaciones actuales del joven brasileño,  
se destacaron las siguientes temáticas: educación, renta, empleo, economia, seguridad y salud.  
ALGUNAS CONSIDERACIONES  
Apartir de las entrevistas realizadas con los 10 representantes de juventudes partidistas,  
se puede observar que los medios de comunicación son considerados, al mismo tiempo, mo-  
tivadores y desmotivadores de la participación. Esta dicotomía merece una atención especial.  
En el contexto democrático en que vivimos, se presupone que haya condiciones para  
que los ciudadanos ejerzan sus derechos individuales y colectivos, entre ellos el de parti-  
cipación política. En este sentido, Maia (2006: 15) argumenta que “la gran mayoría de la  
información de que los ciudadanos comunes necesitan para tomar decisiones y actuar en la  
esfera política se articula, de modo rutinario, con los medios de comunicación”. Aunque se  
considera que la mayor parte de la comunicación política es mediada, los estudios en rela-  
ción a esas mediaciones aún no consideran debidamente la amplitud de las interferencias  
de los diversos medios de comunicación, de sus productos culturales o de consumo y usos,  
que son “tan variados en cuanto a las propias prácticas sociales”.  
Es necesario considerar el papel de los medios, analógicos o digitales, como herra-  
mienta de visibilidad política, no solo de figuras políticas, sino también, y principalmente, de  
temáticas que generan compromiso público y participación.  
En diferentes momentos de aplicación de la investigación los medios digitales también  
fueron presentados por un lado como espacios favorables a la participación y, por otro lado,  
herramientas que dificultan la participación. En este contexto dudoso hay que considerar la  
importancia de las redes sociales digitales como elemento participante en una nueva forma  
de promover el activismo.  
Las corrientes teóricas humanistas analizan la participación en red como la potencial  
expansión digital de la esfera pública. Así, las herramientas y plataformas digitales de Inter-  
net pueden ser potencialmente democratizadoras si logran promover una comunicación “más  
horizontal, interactiva y solidaria y buscar un orden más justo e igualitario mediante la mayor  
autonomía social frente al Estado y al mercado”. Se cree que “las nuevas tecnologías digitales  
pueden colaborar en la creación o sustento de órganos de poder y participación ciudadana que  
amplían y reformulan las formas de acción e interlocución de los sujetos” (Sierra, 2006: 139).  
Es necesario considerar que Internet proporciona a los brasileños un conjunto de  
herramientas que son importantes para el activismo y la participación política en el espacio  
social y también mediático. Con el desarrollo y la popularización de Internet se iniciaron las  
discusiones en torno al potencial social, político y democrático de la red mundial de ordena-  
dores. Internet ofrece una variedad creciente de información, reduce los costos de participa-  
ción política y permite que los diferentes participantes puedan participar en el diálogo a partir  
del intercambio de correos electrónicos, chats y grupos de discusión.  
Las redes del ciberespacio representan un medio de comunicación con recursos de  
interacción sin precedentes cuando se comparan con los medios analógicos y pueden pro-  
porcionar diversos canales para que los ciudadanos se comuniquen diretamente, intercam-  
bien información, consulten y discutan de forma inmediata, además de ser servicios con cos-  
tos y con exigencia de conocimientos tecnológicos relativamente accesibles para la mayoría  
de las personas de las diversas clases sociales.  
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Las comunidades virtuales están creando plataformas adicionales importantes para  
facilitar la participación ciudadana en la esfera pública del ciberespacio, ya sea de natu-  
raleza política, profesional o cultural. También los autores y especialistas de los diversos  
campos de investigación y del conocimiento contemporáneo alimentan relevantes discusio-  
nes sobre los roles y los efectos de Internet entre sociedades e individuos cada vez más  
“digitalizados y conectados”.  
Los análisis a continuación consideran los datos recogidos en la investigación y se  
dividen en cuatro principales categorías: a) exclusión digital y participativa; b) acceso a la  
información y calidad de la democracia; c) variables de la cultura política y d) dimensión  
comunicativa y potencial de Internet como esfera pública.  
a. Exclusión digital y participativa  
La investigación evidencia la hipótesis de que factores sociodemográficos influyen en  
la exclusión participativa. La información recolectada sobre renta y escolaridad coloca a los  
entrevistados en una posición social privilegiada, condición vivida por una pequeña parte  
de la sociedad. La brecha digital, o la exclusión digital, como un fenómeno de desigualdad,  
engloba una variedad de contextos.  
Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la ex-  
presión digital divide, o la exclusión digital, se refiere a la diferencia entre los individuos, las  
familias, las empresas y las áreas geográficas en diferentes niveles socioeconómicos en lo  
que respecta “tanto a sus oportunidades de tecnologías de información de acceso y de acce-  
so (TIC) y para el uso de Internet para una gran variedad de actividades” (OCDE, 2003: 5).  
De acuerdo con Nam y Sayogo (2012) la exclusión digital o la disparidad entre acceso,  
habilidades y uso son obstáculos para el uso político de Internet. La exclusión digital plantea  
preocupaciones sociales y políticas en razón de la utilización de sistemas virtuales de forma  
desproporcionada, que benefician a grupos que ya tienen una ventaja en el sistema socioe-  
conómico existente. El grado de exclusión digital predetermina en la medida en que las TIC  
mejoran la democracia participativa mediada por Internet.  
Norris (2001:136) clasificó la brecha digital en exclusión global, social y democrática,  
en términos de contexto. La exclusión global representa la divergencia de acceso a Internet  
entre países industrializados y en desarrollo. La exclusión social se refiere a la brecha entre  
los que tienen acceso a la información y los que no lo tienen. En otra dimensión, la exclusión  
democrática o participativa destaca una discrepancia “entre los que utilizan y los que no utili-  
zan recursos digitales para involucrar, movilizar y participar en la vida pública”. La exclusión  
participativa surge principalmente a partir de la falta de acceso y de habilidad. Por lo tanto,  
la utilización de Internet para la participación política afecta a grupos demográficos desfavo-  
recidos que carecen de oportunidades de participación política en la web.  
Para el autor, la exclusión participativa a democrática, también está relacionada a  
factores políticos actitudinales, como eficacia política, conocimiento político e interés político  
y factores internos o externos, tales como la capacidad cognitiva, el lenguaje, la alfabetiza-  
ción, la educación y las estructuras institucionales (Norris, 2011).  
b. Acceso a la información y calidad de la democracia  
El derecho a la información es un precepto central en el debate de la transparencia de  
acciones, datos y hechos de la administración pública y representa un papel imprescindible  
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en la efectivización de la ciudadanía. “Ser ciudadano no solo tiene que ver con los derechos  
reconocidos por los aparatos estatales para los que nacieron en un territorio, sino también con  
las prácticas sociales y culturales que dan sentido de pertinência”, según Canclini (1995: 35).  
En este sentido, el derecho a la información se muestra relevante por ser un medio  
para el acceso y uso de los demás derechos referentes a la ciudadanía. Así, la información  
es la base primaria del conocimiento, la interpretación, el diálogo, la decisión. Cuando la  
información es adecuadamente asimilada, “produce conocimiento, modifica el stock mental  
de informaciones del individuo y trae beneficios a su desarrollo y al desarrollo de la sociedad  
en que vive”, afirma Duarte (2009b: 62).  
En las sociedades modernas, estructuradas como democracias representativas, to-  
dos los derechos en alguna medida se relacionan con el derecho a la información, así como  
“la ampliación de la participación en la ciudadanía presupone una ampliación del derecho a  
la información como una premisa indispensable, un presupuesto”, (Gentili, 2008: 9).  
c. Variables de la cultura política  
En el caso brasileño es posible identificar algunos factores que históricamente han inci-  
dido en la configuración de un tipo de cultura política de carácter híbrido, “que mezcla posturas  
favorables a la democracia y predisposiciones negativas en relación a las instituciones políti-  
cas” (Baquero, 2003: 83). En este escenario, destaca el autor, hay condiciones favorables al  
aumento del capital social, lo que también aumentaría el poder de los ciudadanos a partir de  
su mayor inserción y participación en la arena política. Por otro lado, Baquero (2003: 83) iden-  
tifica en sus investigaciones “la ausencia de capacidad cooperativa entre los brasileños, lo que  
podría explicar los déficit de participación política y la consiguiente inestabilidad democrática”.  
De acuerdo con Dalton (1999), algunos factores de la cultura política pueden estar  
vinculados a la participación, como: i) interés por política: se espera una relación positiva y  
significante con todos los tipos de participación, excepto la participación electoral, pues el  
voto obligatorio hace que las personas vayan a las urnas incluso sin interés por la política;  
ii) sensación de eficacia política interna: la creencia en la capacidad de influir en la política  
también aumenta las posibilidades de que un individuo participe; iii) sensación de eficacia  
política exterior: de manera semejante, para que el individuo quiera participar, es necesario  
que crea que el régimen político le proporciona posibilidades de influir en él efectivamente  
a través de acciones políticas; iv) confianza política: el autor (1999) observa que diferentes  
autores encuentran correlaciones distintas entre participación política y confianza en las  
instituciones políticas, pero hay pocas dudas de que la confianza ejerza algún tipo de efecto  
sobre la participación; (v) variables socioeconómicas y demográficas: a) educación, b) renta,  
c) tamaño de la ciudad, d) género, e) edad y ciclo de vida, f) estado ocupacional.  
d. Dimensión comunicativa y potencial de Internet como esfera pública  
En el contexto de la crisis de la democracia representativa y del declive de la confian-  
za en las figuras políticas, es posible observar el escenario brasileño a partir de la centra-  
lización y la ausencia de espacios de deliberación y representación plural, cultura política  
caracterizada por el escaso diálogo entre la clase política y los ciudadanos, en un contexto  
que limita el acceso y la participación de los ciudadanos a los medios de comunicación,  
escenario también caracterizado por la concentración de poder económico, político y social,  
con intensa centralización de medios.  
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Camargo (2020) señala que si, por un lado, hay signos de desconfianza en las insti-  
tuciones políticas tradicionales, por otro, proliferan las formas de participación no conven-  
cionales, marcadas por la ciudadanía informada y la acción colectiva. Esta estructura de  
mando informacional fue acentuada con ocasión de la crisis económica actual, que alimentó  
la agitación social debido al empeoramiento de la calidad de vida de la mayoría de los ciu-  
dadanos, lo cual aumentó el descontento de la población con la clase política y los grupos  
económicos en Brasil, debilitando las bases limitadas del Estado Social de Derecho. En este  
contexto, ha habido una proliferación de movimientos sociales, como el Movimento Passe  
Livre y el #VempraRua, así como el movimento mexicano #YaMeCansé y el ecuatoriano  
#Yasunidos, ejemplos de manifestaciones masivas en América Latina.  
Este escenario es consecuencia del retiro de las libertades, la calidad de la gobernabi-  
lidad y la reducción de la protección de los derechos civiles y políticos. El éxito de Trump en  
Estados Unidos, la opción por el Brexit en Reino Unido, el surgimiento del Frente Nacional  
en Francia, el Partido de la Libertad de Austria y, más recientemente, la elección de Jair  
Bolsonaro en Brasil, son expresiones de este proceso en todo el mundo.  
Por otro lado, es posible identificar una perspectiva más horizontal de acción política ba-  
sada en el uso de tecnologías digitales. Si bien este contexto está marcado por desigualdades  
en el acceso, se observan nuevas formas de intervención política, por ejemplo, a partir del uso  
de Internet, presentado como un espacio privilegiado para la participación no convencional.  
Para Sierra y Gravante (2016), la participación es una forma de mediación social pro-  
ducida por grupos subalternos, articulada bajo la forma de movimientos o de grupos sociales  
que, independientemente de su resonancia mediática o dimensión, expresan visiones alter-  
nativas para culturas y políticas hegemónicas. Así, el uso de las tecnologías digitales en el  
proceso de movilización colectiva se convierte en otro “modo de hacer política, facilitando la  
lógica de empoderamiento de los protagonistas” (Sierra y Gravante, 2016: 86).  
Las nuevas posibilidades de apropiación de las tecnologías digitales “ponen en crisis  
la centralidad de la técnica y el uso visto como tarea de reproducción y permite el surgimien-  
to de la autonomía del individuo” (Sierra y Garrosini, 2012: 4). De esta manera, el proceso  
de apropiación de las nuevas tecnologías de información y comunicación no debe ser visto  
apenas a partir de la disponibilidad de recursos o como una simple acumulación de tareas,  
sino subordinado a la cultura y a las experiencias de las personas, además del contexto  
social en que se ha insertado la experiencia multimedia. Los autores consideran que el em-  
poderamiento social para la acción colectiva puede darse de dos maneras: en la dimensión  
de la comunicación y en la dimensión política.  
Se cree que Internet tiene potencial para la formación de capital social, entendido  
como “un factor de participación política autónoma que presenta efectos sobre el capital  
humano, facilitando las relaciones sociales de interdependencia e interacción a través de las  
redes sociales” (Mattos, 2009: 101).  
Si el capital social, de acuerdo con Putnam (2000), puede definirse como una de las  
características de la organización social vinculada a la cooperación en beneficio mutuo,  
la confianza y la participación ciudadana y las normas de reciprocidad, el problema de la  
participación con las nuevas tecnologías digitales es como articular redes. Así, el grado de  
interconexión, la extensión y la calidad de las redes son indicativos de la complejidad de la  
participación. En este sentido, “la apropiación social de las TIC exige el desarrollo de la ca-  
pacidad individual y colectiva de interconectar realidades presentes en el nuevo escenario  
informativo y mediático, de interacción y transformación social y política”, subrayan Sierra y  
Garrosini (2012: 3).  
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Considerando la utilización de las tecnologías de información y comunicación (TIC)  
para informar, consultar, involucrar, colaborar, capacitar y empoderar, se entiende que el ca-  
pital social puede ser, al mismo tiempo, causa y consecuencia de la comunicación, de esta  
manera, sería identificada con el nivel de participación asociativa, es decir, la idea de que el  
individuo pertenece a una comunidad cívicamente comprometida, participando en variadas  
redes de interacción (Matos y Nobre, 2013).  
Las tecnologías de información y comunicación pueden ser importantes instrumentos  
facilitadores de la movilización social, como medio o herramienta de la acción ciudadana.  
Así como las tecnologías de información y comunicación permiten un mayor acceso a las in-  
formaciones, también permiten prácticas online de participación ciudadana, que se vuelven,  
potencialmente, esfera pública virtual.  
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