Sin duda, el tiempo ha transformado a las campañas políticas, Jaitt (2017) hace alusión a la evolución de las mis-
mas, de los voluntarios que llenaban las sedes de los partidos se ha pasado a profesionales con una vasta experiencia.
La imagen del candidato y su género se ha convertido en parte fundamental para marcar la estrategia de las
campañas electorales. Su vestimenta, postura, forma de caminar y hasta de hablar es analizado y trabajado antes
de empezar la contienda electoral. Una imagen bien estructurada del candidato o candidata no da la seguridad de
que conseguirá los votos necesarios para ganar, pero una imagen poco favorable sí puede significar una derrota.
En la práctica no hay diferencias técnicas entre una campaña para mujeres y otra para hombres, pero sí en el
mensaje planteado y la adecuación en la sociedad en la que se realiza. Cada país, ciudad y sector tienen características
distintas, costumbres, enseñanzas y necesidades diferentes que deben ser cubiertas. Por ejemplo, un requisito funda-
mental para iniciar una campaña es realizar una investigación previa del lugar donde se va a desarrollar para conocer
al público, sus demandas, necesidades, resultados de anteriores procesos electorales y sobre todo la aceptación del
partido y candidatos a los que se pretende lanzar a la cancha de juego, más aún si se trata de una candidata mujer.
Las mujeres han ganado la confianza entre los votantes ya que se han preparado para asumir este reto y para
irrumpir en este espacio destinado para los hombres. Panke (2016) afirma que hay tres tipos de mujeres candi-
datas: la guerrera: líder, dura; la madre: pendiente, sensible; y la profesional: la trabajadora, subordinada. De
acuerdo con un estudio realizado en 21 campañas electorales, se determinó que doce mujeres optaron por el rol
de guerreras, ocho de madres y una de profesional.
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La participación de la mujer en la política es un derecho y una obligación que tienen los estados de hacerla
cumplir en su democracia. Por tanto, la lucha no se centra solamente en las reformas, leyes y normativas para la
paridad y equidad, que sin duda son necesarias.
La nueva lucha se define en los cargos ocupados por las mujeres, en los que la meta no se cumple al ganar las
elecciones, sino al ejercer su verdadera representatividad al aportar en la generación de nuevas leyes y normativas
para alcanzar la igualdad de género.
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.3. Leyes que favorecen la participación política de las mujeres en Ecuador
El Ecuador cuenta con una norma que es considerada una de las más progresistas en la región en lo referente
a equidad e igualdad de género. Aunque diseñar y aplicar este cuerpo legal tomó alrededor de 22 años se han
logrado avances que benefician a las mujeres permitiéndoles ser reconocidas como ciudadanas, conquistar su
derecho al voto y ser elegidas.
El avance, aunque lento, se da principalmente desde la aplicación de reformas legales impulsadas desde 1997
hasta el 2018 donde se avanza desde una Ley de Cuotas hasta una Ley de Paridad:
•
Ley de Amparo Laboral de la mujer, establece cupo mínimo del 20 % en las listas pluripersonales en las
elecciones para diputados nacionales y provinciales del 30 de noviembre de 1998 (Congreso Nacional del
Ecuador, 1997).
•
•
El Artículo 41 del Código del Trabajo define el contrato de un porcentaje mínimo de trabajadoras (Con-
greso Nacional del Ecuador, 2005).
La Constitución de 1998 estipula, en el Artículo 36, que el Estado propicia la incorporación de las muje-
res al trabajo remunerado, en igualdad de derechos y oportunidades. Y en el 102 que el Estado promoverá
y garantizará la participación equitativa de mujeres y hombres (Asamblea Nacional del Ecuador, 1998).
La Reforma Constitucional a la Ley de Elecciones, Régimen Provincial, Municipal y Descentralización,
establece la obligatoriedad de los partidos políticos para conformar listas de candidatos pluripersonales
con el 30 % de mujeres, como principales y 30 % como suplentes. Este porcentaje se incrementa en 5 %,
en cada proceso electoral general, hasta llegar al 50 % (Congreso Nacional del Ecuador, 2000). Siendo
esta la Ley de Cuotas.
•
Los períodos previstos para los procesos electorales, por la coyuntura política de finales de los años noventa,
se acortaron debido a los derrocamientos de presidentes luego de los cuales se convocó a elecciones anticipadas.
Para el 2007 se alcanzó la paridad y las listas de candidatos debían garantizar el 50 % de mujeres y 50 % de
hombres, en forma secuencial.
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Páginas: 63-75 https://doi.org/10.29019/tsafiqui.v12i17.888 Nº 17, 2021